Y tocó el turno del jevy, un gran experto en restaurantes japoneses y cervecerías, así que todos esperábamos cenar pescado crudo, pero no!... nos sorprendió con un pequeño restaurante en el borne sencillo y acogedor con buena cocina y toques originales (la carta está pegada a las botellas de vino).
Se sirven platos sencillos (ensaladas, pasta) pero bien elaborados. Aunque pensábamos inflarnos a Maki, quedamos todos bien contentos. Una de las pocas veces que hemos bajado de los 30 euros.
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